
En la obscuridad de el amanecer, el rimo gentil de los sonidos de el Moktak, ó gongo de madera, más los cantos de los monjes que rompen el silencio, despiertan a todos los visitantes del templo. Los cantos melodicos son seguidos por los sonidos de cuatro instrumentos de percusión, el tambor, el pez de mader, el gongo nube y una gran campana.
Luego, todos son llamados a vestíbulo central de Buddha y el servicio se inicia. Este ritual ha sido parte de los templos coreanos desde tiempos tan lejanos que la memoria no logra alcanzar. El canto haciendo eco en las paredes de este templo, es particularmente atractivo.
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